martes, 14 de junio de 2011

La FIA, Bernie y otras zarandajas

De entre toda la variopinta colección de espectáculos deportivos que tienen lugar sobre la faz de la Tierra, ninguno discurre y evoluciona tan ajeno a sus aficionados como la Formula 1 -lo dice un enfermo de este deporte-. Pero ello no es atribuible al espíritu del mismo, tiene más bien que ver con su regulación y explotación. Y hasta aquí, la parte diplomática.

La FIA, la FOM y Mr. Ecclestone están, cada uno a su manera, hinchando las narices del aficionado común.
La ambigüedad legislativa de la FIA no tiene parangón alguno y es algo único entre todos los organismos reguladores. Lo cual tiene cierta gracia, pues es uno de los deportes en los que más dinero está en juego. Por poner un ejemplo, hablemos del tema que está mas de moda ahora, los difusores soplados. Este ingenio lo introdujo el equipo Red Bull en la temporada pasada y, posteriormente, la mayoria de equipos han invertido una cantidad considerable de dinero -seguramente a más de uno nos daría para tres vidas- en adaptarlo a sus monoplazas. El año pasado el invento era legal y este año, la FIA -popularmente conocida como maFIA- pretende prohibirlo a partir del GP de Inglaterra. ¿Acaso ha cambiado la normativa del año pasado a este? Bueno, sí, pero no en ese aspecto. ¿Es, pues, otro invento diferente? No, para nada, solo que este año se conoce mejor, ya que la temporada pasada era más bien especulaciones que otra cosa. Entonces, ¿qué ha hecho cambiar el parecer de la FIA? Puedo aventurar, especular, tener la remota idea de que, quizás prefirieran que un nuevo equipo le diera de tortas a los nuevos, lo cual no deja de ser llamativo y acaparar titulares. Porque, claro, que Ferrari gane el campeonato, o lo haga McLaren, es demasiado común. ¿Quién no lo ha oido ya? "Y este año, el mundial se lo ha llevado el Sr. X, piloto de Ferrari". Típico y poco atrayente para la gente que no suele prestar atención a una veintena de coches dando vueltas a un circuito. Pero eso de que una marca de bebidas energéticas, que además está en todos los supermercados, le enseñe cortesmente el tercer dedo de la mano a las míticas escuderías llama la atención a cualquiera. Pero claro, este año la cosa se ha vuelto fea, y lo que se ha vuelto demasiado común es escuchar en la gaceta deportiva que el melenudo alemán ha ganado la carrera. Entonces, y solo entonces, la cosa se torna ilegal y hay que prohibir el invento.

Es algo parecido a lo de Brawn y su difusor. ¿Lo recuerdan? Honda dejaba la F1 y el señor Brawn compraba la escudería por el módico precio de un euro. ¿Cómo no les iban a permitir el artilugio, aunque ciñéndose a las normas fuera ilegal? Y, de nuevo, Ferrari, McLaren y otras chicas del montón se dejaban los cuartos, los medios y los enteros en desarrollarlo. Pero, al acabar la temporada, visto que todos habían tenido éxito en ello y que ya no aportaba espectáculo alguno, se aplicaron las normas y se prohibió. Y otra vez, millones y millones de euros que iban directos a la papelera normativa de la FIA.

Y suma y sigue, pues esto no tiene fin. La FIA hace y deshace a su antojo, su reglamento técnico tiene tantas lagunas que acabarían con los dilemas de los transvases de agua españoles, y de ello se valen para tener la sartén por el mango.

Pero no solo a traves de la libre interpretación de sus propias normas se vale la FIA, con el señor Charlie Whiting a la cabeza, para conducir el devenir de la Formula 1 a su antojo. De vez en cuando este también gusta de alterar las carreras de forma directa, abusando innecesariamente del Safety Car -recuerden que en el relanzamiento del GP de Canadá, di Grassi tuvo que entrar a montar intermedios cuando el SC estaba aún en pista, supuestamente por las malas condiciones de la misma- o posponiendo las investigaciones al final de la carrera, dejando de nuevo la ilegalidad de lo que sucede en la pista al atractivo del resultado final.

El otro responsable del desaguisado es Mr. E. Hay que reconocer el mérito que tuvo al dar mucha mayor proyección a este deporte y convertirlo en rentable. Pero de la rentabilidad ha pasado a la más pura avaricia. El espectáculo queda supeditado a la salud de las cuentas del caballero inglés, que decide dónde se corre y se deja de correr con el único criterio de cuánta pasta se está dispuesto a soltar. Así pues, cada año vemos como el calendario se puebla de circuitos cada vez más lejanos y aburridos, todos con la firma de "hagosiemprelomismo" Tilke, dejando sin espacio a otros sitios legendarios y mucho más entretenidos. Y por si todo esto fuera poco, hay que soportar sus disparatadas ideas, como la de mojar la pista sin previo aviso. ¿Para qué? ¿Para que Mercedes luzca su SLS AMG Safety Car? Y lo que es casi peor aún, hemos de aguantar que, en pro de la ecología, los motores sean cada vez más pequeños y se limite más el avance técnico mientras se celebran carreras nocturnas en las que se gasta electricidad por un tubo.


Ya, para rematar la indignación, adjunto esta foto de captura propia. Si la FOM piensa que así fomenta el interés por este deporte, creo que deberían reflexionar... de cara a la caja fuerte de Mr. E.

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