martes, 2 de agosto de 2011

Haciendo balance

La Fórmula 1 ha llegado ya el ecuador de la temporada, y qué mejor momento que el parón estival para hacer una reflexión de lo vivido hasta ahora.
La palabra que mejor describe la primera parte del campeonato es, a mi modo de ver, "dominio". A excepción de las últimas carreras, Vettel y su RB7 se han mostrado intratables. La diferencia que ha conseguido convierte la remontada en casi una quimera, por mucho que el joven alemán se muestre más nervioso de la cuenta. Este hecho, salvo arrebatarle algo de emoción al Mundial, no debería tener más relevancia. Sin embargo, y a tenor de las opiniones que circulan por la prensa e internet, me parece que el pobre Vettel va a ver deslucido Enlacesu título - si lo consigue- debido al excesivo protagonismo del ingenio de los escapes soplados y el encendido retardado. En mi opinión, la responsable directa de este desaguisado no es otra que la FIA. A continuación, paso a explicarme.
Es cierto que el RB7 y su envidiable diseño han ayudado a Vettel en la primera parte de la temporada, y quien lo niegue estará mintiendo. Pero quien diga que el coche, y no el piloto, es el artífice real de su éxito, también miente. Nada puede hacer una persona arrítmica con la mejor batería del mundo, así como el mejor batería del mundo poco podría hacer con un palo de escoba y una caja de hojalata. Determinar hasta qué punto es responsabilidad de una parte u otra es muy dificil, pero lo que sí hay que procurar es tener un criterio uniforme. No puede ser que cuando Alonso tuvo el cochazo que tuvo en 2006 todo fuera cosa de su prodigiosa conducción y, ahora en 2011, Vettel sea un piloto de GP2 con un pepino. Ni tanto ni tan calvo, y esto es algo a lo que tiende mucho la prensa española y, más exageradamente, un sector en específico.
Pero, volviendo al tema, sea como fuere, el éxito de Vettel va a estar siempre demasiado ligado a la superioridad técnica de su coche. Y es a mitad de temporada, con su parcial prohibición, donde la FIA ha metido la pata hasta el fondo, y por varios motivos. Primero, porque es totalmente improcedente e injusto que, algo que era legal el año pasado deje de serlo a mediados de esta temporada sólo porque a la FIA le venga en gana, aunque de esto ya hablamos en otro artículo. Y, en segundo lugar, porque la prohibición ha llegado justo con el avance técnico más significativo de los equipos perseguidores, dando a algunos más motivos a creer que, si Vettel gana este mundial, no será un merecido campeón. Y es que, quien realmente crea que la mayor igualdad en las últimas carreras viene dada por la prohibición, está muy equivocado. Obviamente, habrá tenido bastante que ver y Red Bull, seguramente, lo habrá notado mucho. Pero el avance de McLaren y Ferrari ha sido considerable, y no hay que olvidar que ellas también incorporaban el invento de forma más o menos exitosa. Aún así, debo recordar para los más despistados que todavía no ha habido equipo capaz de vencer a Red Bull los sábados.
Otro de los temas a tener en cuenta a la hora de hacer balance es las nuevas medidas destinadas a favorecer el espectáculo. ¿Han dado resultado? En unas ocasiones sí y en otras no tanto. El DRS no siempre tiene como resultado el efecto esperado. Por contra, las gomas Pirelli han cumplido con creces las expectativas de la FIA. Claro, también hay que saber ponderar hasta qué punto el espectáculo por el espectáculo tiene sentido. No hay que olvidar que en 2005 la FIA prohibió los cambios de ruedas precisamente porque las carreras se decidían en boxes, y ahora son los principales defensores de unas ruedas que se deshacen como mantequilla.
Pero como con todo en esta vida, hay que ser flexible y permitirse disfrutar de las cosas. Que nadie niegue que disfruta al ver tanto adelantamiento, sea cual sea la causa. Algunos están más de acuerdo, otros menos, pero sólo la perspectiva del tiempo permitirá ver mejor los fallos y errores del momento que vivimos.
PD: Recuerdo a todo lector que esto es un artículo de opinión.

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